lunes, 4 de enero de 2010

Inicia el 2010: Tú has nacido feliz.

Ya se ha terminado el 2009. Yo particularmente tuve un año difícil, sobre todo los últimos 4 meses fueron muy duros en todos los aspectos que forman mi vida actual. Así que viendo que llegaba el fin de año y yo encontrándome con menos de una pizca de sentirme con ánimos de celebrar un “feliz inicio de año”, me di a la tarea de hacer una lista de las cosas que este año me habían valido la pena pero como siempre, cuando eres padre, lo primero que llena la lista tiene que ver con tus hijos; al fin y al cabo nada puede ensombrecer tanto las cosas si ellos están bien a tu lado.

Pero una cosa que me resulta más difícil del tiempo encapsulado en la navidad-fin de año, es todavía esa actitud de muchos y la gran mayoría de gastar por gastar, de acumular objetos inservibles o que se romperán en la primera usada o los peor aún regalos carísimos de marca y que la gente ostenta como si fueran cabezas de caza. Y claro que si tú no entras en ese círculo, eres raro o amargado.

Mis hijos a diferencia mía tienen muchos más juguetes, muchos regalados por la familia algunos se los hemos comprado a lo largo del año por el gusto de regalarles (casi siempre carritos) pero aún así la variedad de juguetes es amplia y cumplen con casi todo, desde interactivos, educativos, de piezas, libros, pelotas, peluches, etc. ¿Qué les podría haber regalado si tienen de todo? Quise buscar algún hueco, ver desde su mirada de niños lo que más les agradaba pero, la VERDAD, es que cualquier juguete es bueno, mientras nos tengan a nosotros (sus padres) como los instigadores de juegos, cualquier juguete se vuelve mágico cuando mi esposo o yo, jugamos con los chiquitos, es más el mejor juguete es ninguno, porque ahora mismo a sus tres años y medio mi hijo mayor lo que más disfruta es imaginar.

Por eso di con el siguiente pensamiento: Los seres humanos nacemos felices, no es cierto que nuestra meta en la vida sea buscar la felicidad, más bien la tendremos perdida o desorientada, pero hemos nacido felices de nuestra condición, mi hijo de un año me da pruebas de ello, es feliz por sí mismo, por existir e interactuar con los demás y con su derredor, en su naturaleza esta el descubrimiento, el desciframiento y la evolución, es algo así como volver a ver lo que tenemos de divino. Que conste que la condición de felicidad no quiere decir que emocionalmente estemos desarrollados, por supuesto que mi hijo pasa por estados de enojo, frustración, tristeza o dolor, pero esos, son solo estados pasajeros, por eso los niños son capaces de enojarse tremendamente y en el siguiente instante estar riéndose a carcajadas. Más bien lo que quiero hacer notar es que entre más pequeños el estado del ser humano es más hacia la felicidad y que el concepto de “buscar” la felicidad es erróneo.

Muchos males actuales que viven los seres humanos tienen que ver con esta constante búsqueda y la espantosa incertidumbre de dejar de existir sin haber encontrado la tan ansiada felicidad, muchas personas que avanzan y son vistas como exitosas son personas que saben que son felices a pesar de los factores que no controlan en su vida.

Pasando los dos años, cuando el lenguaje comienza a revolucionar la mente, cuando la consciencia se hace más perceptible hagámosle notar a nuestros hijos que ellos han nacido felices, seguramente cuando sean mayores lo necesiten.

¡Feliz como siempre, inicio de año!